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El 2023 de Fernando Alonso no nos ha dejado con ‘la 33’ pero el sentimiento ha ido mucho más allá de la victoria que nunca llegó.

Empezábamos la temporada con una mezcla de sensaciones, el cambio de Alpine a Aston Martin ilusionaba a la vez que asustaba, nadie podía saber como este movimiento que fue criticado en su momento iba a resultar para Fernando, pero sin duda alguna ha superado cualquier expectativa que cualquier persona pudiese tener. En medio del caos de la temporada el desarrollo del coche se perdió y varios equipos mejoraron, pero los recuerdos de esa primera parte de temporada excepcional prevalecen y las esperanzas para 2024 son altas.

Primera ilusión

Los test de Bahrein ya nos dejaban con buen sabor de boca, un tercero por delante de Ferrari y Mercedes, pero ese run-run y esas dudas sobre si ambos equipos mejorarían permanecerían hasta el primer Gran Premio. Esa primera toma de contacto con la realidad nos sacó de dudas, el domingo 5 de marzo Fernando subía al podio de Bahrein, empezando a ilusionar a todo un país. La segunda carrera correría el mismo resultado, podio, esta vez con sanción que fue revocada después de una batalla en los despachos entre la FIA y Aston Martin, lo que hacía que Alonso mantuviese el podio. No hay dos sin tres y Fernando conseguía otra tercera posición entre el lio de la última vuelta en Australia.  La racha de podios consecutivos paró en la cuarta carrera de la temporada, pero duró poco, puesto que en Miami el español volvería a subirse al tercer cajón.

La miel en los labios

Con la carrera de Imola cancelada por problemas meteorológicos, una fecha marcada en el calendario de Fernando Alonso llegaba: Mónaco. Y es que el español no ocultaba su intención ese fin de semana: ganar. En las calles de Mónaco siempre brillan los mejores pilotos, y la clasificación nos dejaba el primer cara a cara entre él y Max Verstappen, en el que el holandés salió victorioso por sólo 84 milésimas. En la salida Verstappen mantenía la posición pero la victoria parecía estar en manos de Alonso cuando las gotas empezaron a caer sobre suelo monegasco, un error en la decisión de los neumáticos le privó de la victoria, pero sumaba un podio más.

‘Oh Fernando Alonso…’

El Gran Premio de Barcelona llegaba y Fernando se bañaría en una marea, esta vez verde, de aficionados que le empujaron al máximo durante todo el fin de semana. El Circuit rebosaba en apoyo hacía el piloto, que sufrió una de sus peores carreras de la temporada, cometiendo un error en Q1 que dañaría el suelo de su monoplaza y le impediría completar un fin de semana normal. Pese a ello el Circuit seguía coreando su nombre, agradeciéndole el haberles devuelto la ilusión.

En Canadá conseguiría otro podio más, y ya iban seis, en una bonita pelea con Lewis Hamilton, pero con problemas teniendo que hacer ‘lift and coast’ en su monoplaza. En Austria y Gran Bretaña empezarían a aparecer los fantasmas del pasado en el equipo inglés, Alonso se mantenía optimista prefiriendo ver el vaso medio lleno y confiando en la progresión de su equipo. Hungría y Bélgica no fueron mejor pese a las esperanzas del español, y éste se iba al parón de verano con esperanzas para la segunda parte de la temporada.

¿Por fin de vuelta?

Un mes de parón fue lo que Fernando necesitó para volver al podio, el GP de Países Bajos nos devolvía al Alonso más sonriente y en mejor forma, dejándonos dos adelantamientos en la curva peraltada que serán recordados. Sonrisa que duro poco, ya que en Italia acabaría firmando su peor fin de semana, siendo noveno, pero otra fecha marcada en rojo en su calendario se acercaba.

Y Singapúr llegó, y nos recordaba a Mónaco, pero esta vez no salió ni la mitad de bien. El sábado la euforia por la victoria se empezó a apagar, séptimo en parrilla, y el domingo se hundió del todo. Sobre un monoplaza ‘inconducible‘ como lo calificó el propio piloto, Fernando acababa último, fuera de los puntos por primera vez en toda la temporada. Y la emoción por ‘la 33’ se empezaba a diluir. Japón y Qatar fueron difíciles, y luego llegaron Estados Unidos y México, donde se vio obligado a abandonar dos semanas consecutivas.

El momento de la temporada

En un fin de semana en el que en Aston Martin fueron los más listos de la clase, Fernando volvía a renacer, dejándonos sin duda con su mejor momento de la temporada. Consiguió un nuevo podio, sí, pero en la forma de hacerlo demostró una vez más ser el más listo de todos y como de importante es saber leer una carrera. Se tuvo que defender de Checo Pérez durante gran parte del final de carrera, al que dejó pasar para volver a ganarle la cartera en un adelantamiento en la última vuelta que demostró como a sus 42 años Fernando sigue siendo el mismo.

Fin de fiesta

Las dos últimas carreras de la temporada fueron difíciles para el piloto y su equipo, pero gracias a los puntos pudo mantener la cuarta posición en el mundial de pilotos llegando empatado a puntos con Charles Leclerc, pero gracias a sus ocho podios se ganaba esa cuarta plaza frente al monegasco. El balance de la temporada es, sin duda alguna, muy positivo.

No habrá conseguido ganar, pero nos ha hecho vibrar, levantarnos más de una vez de nuestros asientos; ha devuelto la ilusión y la pasión a un país que le estaba esperando. Fernando Alonso nunca se fue, porque: “El día que el Samurái tenga una buena espada, nadie podrá derrotarle“, y parece que poco a poco estamos volviendo a ver como nuestro Samurái vuelve a tener las armas que merece.

Foto: Redes sociales

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