Web Analytics Made Easy - Statcounter
Valentino RossiFoto: MotoGP

En una charla íntima, Valentino Rossi desvela las cicatrices que dejó la muerte de Simoncelli, el final silencioso de su carrera y su nueva vida como leyenda viva del motociclismo.

“No pensé en retirarme, pero hice un examen de conciencia”. En cada palabra de Valentino Rossi sigue latiendo la historia del motociclismo moderno. Esta vez no habló desde el podio, ni desde el box, ni como dueño de equipo. Lo hizo en el silencio íntimo de una conversación, en el ‘PoretCast’, donde el tiempo parece detenerse para recordar, para confesar, para mirar atrás sin miedo.

Catorce años después, el nombre de Marco Simoncelli sigue pesando como una losa. Para el mundo del motociclismo fue una tragedia; para Valentino, fue la herida que nunca cerró. “Su muerte fue realmente un shock porque perdí a un amigo, pero sobre todo porque fui parte del accidente fatal“, reconoce Rossi, con una serenidad que solo los años conceden. “Éramos 22 pilotos en pista y justo en ese momento fui yo quien lo golpeó… Pero no pensé en retirarme“.

No pensó en parar. No porque no doliera. No porque no tuviera remordimientos. Sino porque entendió, con dolorosa claridad, que no había nada que pudiera haber hecho para evitarlo. Y, aún así, algo dentro de él cambió para siempre. “Me quedó el remordimiento de haber perdido a un gran amigo”. Es la confesión de un hombre que aprendió a convivir con lo inevitable, sin esconderse, sin buscar culpables. Solo aceptando que la pasión que da vida también puede arrebatarla.

Un capítulo que cambió su vida

La historia de Rossi ha estado siempre marcada por los matices. Su despedida del Mundial no fue un adiós lleno de luces, sino un proceso íntimo, casi silencioso. Cuando Lin Jarvis, director general de Yamaha, se presentó en Tavullia para decirle que sería Fabio Quartararo quien ocuparía su lugar en el equipo oficial, Rossi no se quebró. Le pidió correr en el equipo satélite, el Petronas. No hubo reproches. Solo un paso al lado, sabiendo que el tiempo no se puede detener.

Pero fue en Assen, el templo sagrado donde tantas veces fue rey, donde comprendió que el cuerpo ya no respondía como antes. Una caída dura, un golpe al orgullo, y un mensaje del destino. Por esos días, supo que Francesca, su pareja, estaba embarazada. Giulietta venía en camino. “Comprendí que había llegado el momento de decir basta”.

Hoy, Valentino Rossi sigue en el paddock. Ya no como piloto, pero sí como alma presente. Su equipo, el Pertamina Enduro VR46, no solo lleva su nombre, sino su filosofía, su hambre, su pasión intacta. Se le ha visto esta temporada en Qatar y Jerez, sonriente, observador, mentor. El #46 ya no vuela sobre el asfalto, pero su sombra sigue alargándose sobre cada curva. Rossi ya no corre, pero nunca se ha ido.

¡Si quieres estar informado siempre de todas las novedades, subscríbete a nuestra web y síguenos en nuestras Redes Sociales (@pieldeasfalto) o a través de nuestro canal de Telegram!

¡Las Noticias Vuelan!

Suscríbete a nuestra Newsletter para recibir todas las novedades.