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Despedida de Christian Horner en Red Bull

El piloto neerlandés critica duramente la posible salida de Imola del calendario y defiende la esencia de los trazados clásicos frente al negocio de las carreras urbanas.

Max Verstappen no suele morderse la lengua. Directo, sin rodeos y con la contundencia que le caracteriza, el tetracampeón del mundo aprovechó su victoria en el GP de Emilia-Romagna 2025 para lanzar un mensaje claro contra la deriva actual del calendario de Fórmula 1. Verstappen se mostró muy contundente con su critica de la salida de Imola del calendario.

Imola, con su atmósfera única, su historia y su trazado técnico, volvió al calendario en 2020 como solución de emergencia por la pandemia, y desde entonces se ha ganado el cariño de pilotos y aficionados. Pero ahora, ese regreso tiene fecha de caducidad. El histórico trazado italiano podría desaparecer del calendario en 2026, y con él, también podrían caer otros como Spa, Zandvoort o Barcelona. Una tendencia que el propio Verstappen no está dispuesto a aceptar sin alzar la voz.

Perder este tipo de circuitos es una vergüenza. Lo entiendo desde el punto de vista financiero, claro. Pero desde el placer de pilotar, estos trazados son los que me enamoraron del automovilismo. En karting ya había circuitos especiales, y en la F1, lo mismo. Tienen historia, velocidad, carácter… eso no lo ofrecen los nuevos circuitos urbanos”, sentenció Max tras lograr su cuarta victoria consecutiva en Imola.

Y es que nadie ha ganado en este circuito desde que él se impuso en 2021. Desde entonces, el neerlandés ha convertido la pista de la Emilia-Romagna en su coto privado. Este domingo volvió a demostrar por qué ama este trazado: errores que se pagan caros, márgenes mínimos, grava por todos lados y una sensación de adrenalina pura, especialmente en clasificación. No hay margen de error. Es lo que lo hace especial”, remató.

🔄 El negocio frente a la pasión: Verstappen critica la salida de Imola

Las palabras de Verstappen chocan frontalmente con la realidad comercial de la Fórmula 1. En el actual modelo de negocio, las grandes ciudades y los circuitos urbanos ofrecen experiencias VIP, grandes sumas de dinero y escenarios mediáticos perfectos para el marketing. Todo eso en detrimento de circuitos históricos, cuyas instalaciones no cumplen los estándares modernos y que no generan los mismos ingresos.

El propio Stefano Domenicali, CEO de la F1 y nacido en Imola, parece impotente ante el futuro de su ciudad natal. A pesar del apoyo popular y el prestigio del circuito, las negociaciones no avanzan y la única opción real sobre la mesa sería una alternancia bianual con otros trazados.

Pero más allá de los despachos, Verstappen dejó claro que el alma del deporte está en peligro. Porque cuando los que pilotan se sienten más vivos en pistas como Imola, y el espectáculo se multiplica por el desafío que implican, ignorar esos factores por una cuestión puramente financiera parece, como dijo Max, una auténtica “vergüenza”.

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