El joven australiano pierde su asiento en favor de Franco Colapinto en plena crisis interna del equipo, con el regreso de Flavio Briatore al mando tras la dimisión de Oliver Oakes.
La Fórmula 1 es, muchas veces, una trituradora de sueños. En un abrir y cerrar de ojos, lo que ayer parecía el inicio de una gran historia, hoy puede convertirse en un doloroso paréntesis. Jack Doohan, el joven australiano que luchó durante años para ganarse un sitio en la parrilla, ha vivido en carne propia esa volatilidad. Apenas seis Grandes Premios después de su debut completo con Alpine, ha sido relegado a un segundo plano. Su asiento pasará ahora a manos de Franco Colapinto, mientras él vuelve a ser el eterno reserva.
No es fácil de aceptar. Y Doohan no lo oculta. “Obviamente, este último capítulo es difícil de asumir para mí porque, como piloto profesional, quiero estar compitiendo”, dijo el australiano en un comunicado que rebosa profesionalidad, pero también deja entrever una decepción profunda.
Y cómo no. La oportunidad le llegó tarde, en un equipo en crisis, y con una presión desmedida desde el primer día. Alpine no ha sido terreno fértil para que florezcan los talentos: problemas de fiabilidad, errores estratégicos y una estructura deportiva inestable han convertido este inicio de temporada en una pesadilla para todos. Para Jack, aún más. En Miami, su última carrera por ahora, firmó una gran clasificación, pero su intento de demostrarlo en carrera se estrelló —literalmente— en la curva 1. Otro golpe en un año ya cargado de obstáculos.
Cambio de rumbo en Alpine
Mientras tanto, el equipo da otro giro inesperado. La dimisión de Oliver Oakes deja paso a una figura polémica del pasado: Flavio Briatore. El italiano, desterrado hace más de una década por su implicación en el infame ‘Crashgate’ de 2008, vuelve al mando con el título de jefe de equipo, aunque oficialmente aún se presente como “asesor ejecutivo”. La Fórmula 1 tiene memoria corta cuando se trata de poder e influencia.
En medio de ese vendaval de decisiones, Jack Doohan queda como daño colateral. Es joven, talentoso, y con ambición intacta. Pero eso no basta cuando el cronómetro y los resultados no dan tregua. Colapinto, por su parte, asumirá la presión de demostrar en cinco carreras que él sí puede marcar la diferencia. El calendario no espera, y Austria será el nuevo punto de inflexión para Alpine.
Mientras tanto, Doohan observa, reflexiona y trabaja en silencio. “Mantendré la cabeza baja y seguiré trabajando duro”, afirma. Porque así es este deporte: cruel, exigente y a menudo injusto. Pero también capaz de recompensar a quienes no se rinden. Y Jack, pese al golpe, parece decidido a seguir soñando.
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