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Marc Márquez pole Mugello 2025Foto: RR.SS

Marc Márquez se reencuentra con su versión más atrevida y visceral en una sprint bajo condiciones complicadas, demostrando que la confianza está de vuelta.

Marc Márquez ha vuelto a lo grande a Sachsenring. El piloto de Ducati Lenovo ha conquistado la victoria en la carrera sprint del Gran Premio de Alemania 2025 en Sachsenring, un trazado que conoce como la palma de su mano y que, una vez más, ha sido el escenario de uno de esos días que hacen historia. Pero más allá del triunfo, lo verdaderamente relevante fue la manera: con instinto, riesgo y una confianza que poco a poco va pareciendo la de sus mejores años.

“Estoy trabajando con mi autocontrol, con gestionar todas las situaciones, pero hoy me ha salido así. Me he guiado por mi instinto”, confesaba Márquez tras cruzar la meta. No era el plan, ni lo más sensato, pero fue lo que sintió. “¿Me hubiera podido caer? Sí. Pero ha salido bien, y eso también forma parte de mi carácter”.

Las condiciones en Sachsenring eran delicadas: frío, lluvia y un asfalto complicado, que hacían pensar en la prudencia. Pero un consejo de su inseparable José Luis Martínez cambió el enfoque: “Me ha dicho que hoy era un día para usar esa ventaja. Que si me caía, seguiría teniendo margen. Y eso me ha permitido disfrutar, volverme un pelín más loco”.

Y eso hizo. Márquez fue de menos a más, con unos neumáticos que tardaron en alcanzar la temperatura ideal, pero que le permitieron atacar con todo en el tramo final. “Al principio no lograba poner temperatura, pero cuando lo conseguí me encontré cómodo y empecé a apretar”. El resultado: una remontada espectacular y una victoria cargada de emoción.

La velocidad no se pierde, la confianza sí

Márquez también habló del largo camino que ha recorrido desde las lesiones hasta este nuevo renacer competitivo. “Un piloto no pierde la velocidad, lo que pierde es la confianza. El año pasado no hubiera hecho esta carrera, no porque no pudiera, sino porque no me sentía capaz de lograrlo”. Esa confianza, dice, llega cuando los resultados acompañan, cuando todo empieza a fluir: “Es como el delantero que mete goles de rebote. Entras en ese bucle de confianza y empiezas a creértelo”.

A pesar de la euforia, el #93 no pierde de vista los riesgos del motociclismo. “Hoy en los entrenamientos solo pensaba en frenar. No era el miedo a caerme, era el miedo a lesionarme. Pero no puedes salir a pista con ese pensamiento”. Por eso, cuando toca atacar, lo hace sin reservas.

El discurso que le funciona

De cara a la carrera larga del domingo, Márquez no cambia el guion. “Sigo con este discurso porque me funciona. Lo primero es entender qué condiciones hay en pista. Si está seco, puedes arriesgar más. Si llueve, como hoy, toca salir, sentirte bien y tirar. Y si no te encuentras cómodo, hay que aceptar perder posiciones y mantener la calma”.

La victoria de hoy no solo suma puntos: suma moral. Márquez está de vuelta, no solo por lo que hace, sino por cómo lo hace. Con el corazón, con la cabeza… y con ese instinto que, cuando se desata, le convierte en uno de los pilotos más temidos del campeonato.

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