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Fermín AldeguerFoto: Jose Carlos Jiménez (Piel de Asfalto)

Fermín Aldeguer deslumbró en Le Mans con dos podios consecutivos en un fin de semana caótico y confirma que ha llegado a MotoGP para pelear con los grandes.

Fermín Aldeguer llegó a MotoGP sin hacer ruido, pero en Le Mans ha puesto su nombre en la primera línea de los focos. Dijo en la previa del Gran Premio que su primer podio llegaría “cuando menos lo esperase”, y la profecía se cumplió por partida doble. El sábado en el Sprint y el domingo en una carrera caótica marcada por la lluvia, el debutante murciano demostró que no está aquí solo para aprender: quiere competir.

El domingo, Aldeguer cruzó la meta en tercera posición tras una carrera marcada por los cambios de neumáticos, las caídas y las decisiones tácticas al límite. Y lo hizo con la determinación de un veterano. “Hoy es mejor que el podio del sábado”, reconocía con una sonrisa. “Ayer me sentía fuerte, lo veía venir, pero hoy… hoy no me conformaba con el tercero. Estoy súper contento, pero con ganas de más”.

Valentía, gestión y cabeza fría

La actuación del piloto del equipo Trackhouse fue una lección de gestión emocional. En una carrera donde la incertidumbre lo dominaba todo, supo mantenerse sereno, tomar decisiones y, sobre todo, atacar cuando tocaba. “Tenía que tirar de la experiencia de los demás. Estaba con neumáticos lisos en una pista que no estaba para ellos, pero no tenía nada que perder. He llegado a liderar, y aunque no ha durado mucho, ahí he estado”, explicó.

Incluso cuando se vio al frente de la carrera por errores ajenos, dudó. “Estaba liderando antes de parar, y no sabía qué hacer. Me dije: ‘Voy a seguir’. Luego vi que todos entraban a cambiar y pensé: ‘Joder, la he cagado’. Pero si eso es lo peor que pasa, lo firmo”, resumía.

Victoria sobre Acosta… con cariño

El duelo con Pedro Acosta por el tercer escalón del podio añadió un toque simbólico al resultado. Dos murcianos, dos talentos de la nueva era del motociclismo español, peleando de tú a tú en el barro de Le Mans. “Me hubiese emocionado igual si hubiese sido otro. Sí, me ha dado gusto, pero no estábamos en las mismas condiciones. Él llevaba otra moto, otros neumáticos… Yo me iba sintiendo mejor vuelta tras vuelta”, aclaró.

Aprendizaje acelerado

Aldeguer es consciente de que aún queda mucho por recorrer. Pero también sabe que el ritmo está ahí. “Estas carreras en agua son larguísimas. He aprendido que hay que mantener la calma y encontrar el ritmo poco a poco”, aseguró. Su adaptación a la categoría reina parece acelerada. “La ayuda con la moto es grande, sí, pero también la tenía en las dos primeras carreras. Lo que ha cambiado es el trabajo conjunto con el equipo, que ahora es mucho más claro”.

Lo que viene

Con el doble podio, Aldeguer ha destapado una ambición que ya no puede ocultar. “La velocidad la llevamos teniendo varias carreras. Si en Jerez no me hubiese caído, también habría estado en el podio. Y en Austin un cuarto fue ya un buen aviso. Ahora voy a cada carrera con otra mentalidad, pero sin perder el foco”. Fermín Aldeguer ya no es una promesa. En Le Mans se ha graduado con honores. Y si alguien pensaba que su brillo sería esporádico, él mismo se encarga de avisar: “Esto es solo el principio”.

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