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Desde su retirada en 2018 las motos no se han separado de la vida de Dani Pedrosa, piloto probador de KTM al que pudimos disfrutar en pista en 2021 y el que esta temporada nos ha hecho dos regalos impagables.

La pasión por las motos le empezó a correr por las venas cuando tan sólo era un niño, pidiendo a los reyes su primer casco. Ese es el principio de una historia inmensa y al alcance de pocos, porque Dani no tendrá la corona de MotoGP, pero no le ha hecho falta ganar un título para ser visto como uno de los mejores pilotos de la historia del deporte. Es el único piloto que consiguió ganar por lo menos una carrera por temporada durante quince años.

No era un adiós

Con tres mundiales bajo el brazo, 54 victorias,(31 en la categoría reina) y 153 podios, en 2018 Dani decía lo que todos pensábamos que era un adiós definitivo al mundial, un mundial que había sido su casa desde su debut en 2001. Poco después de anunciar su retirada se hizo oficial que KTM lo fichaba como piloto probador de la marca, hecho que apartaba a Pedrosa de Honda por primera vez en toda su carrera. Sus aportaciones fueron notarias en la marca austríaca, la KTM empezaba a ser competitiva, y para tener más información para su desarrollo necesitaban poner al probador en pista.

Austria 2021 fue el escenario escogido para la primera toma de contacto para Dani tres años después de su retirada. Tras unos buenos entrenamientos la carrera no nos dejo exentos de sustos, cuando en la primera vuelta el catalán perdía la parte delantera de su KTM acabando en medio de la pista tanto él como su moto, que fue atropellada por Lorenzo Savadori causando una bandera roja. Dani volvería a tomar la salida de la carrera acabando en una modesta décima posición.

Vuelta a casa

Negó y renegó su vuelta como wild-card, hasta que a inicios del 2023 se confirmaba su presencia una vez más en pista, y esta vez era un escenario que Dani conocía muy bien: el Circuito Ángel Nieto de Jerez. Llegaba al patio de su casa sin expectativas pero habiendo hecho ‘test’ anteriormente con la KTM. Lo que nos encontramos el primer día fue mucho mejor de lo esperado, primero en el primer entrenamiento, logrando su primer 1.36 en el trazado. Acababa el día tercero, pero para todos los presentes fue primero.

Con un Jerez a rebosar de aficionados que no se cansaban de corear y cantar su nombre Dani ilusionó hasta los propios pilotos. Sexto en clasificación y sin querer adelantar sin estar seguro acabo su primera ‘sprint’ sexto. Mientras que el domingo acabaría en la séptima posición, con ambas carreras dentro de los puntos. Una carrera en la que fue un homenaje hacía él y la despedida que tanto se merecía de los circuitos, bañado en cariño por parte de los aficionados, cariño que quizás le faltó mientras competía.

La segunda sorpresa

Lo que quizás nadie esperaba es que Dani tuviese un as guardado bajo su manga, su segunda y última sorpresa de la temporada, otro wild-card, en un circuito que también sabía lo que era ganar: Misano. Allí nos deleitó como ya hizo en Jerez, pero esta vez lo hizo mientras pilotaba por la lucha por el podio, con un ritmo que poco tenía que envidiar al del ganador. A las puertas del podio en ambas carreras, con más ritmo que Pecco, con quien peleaba, pero sin querer arriesgar a una caída junto al italiano, Dani conservó y obtuvo mucha información de la Ducati.

Dejó claro que el que tuvo retuvo, demostró el gran piloto que fue y que sigue siendo pese a los años que lleva retirado pese a todas las lesiones que le impidieron ganar los mundiales que mereció, por ser más rápido y más constante que sus rivales, luchando contra todas las adversidades que su tamaño y peso le sumaban, luchando contra probablemente la mejor generación de talentos de MotoGP de la que él formó parte. Este año nos ha dejado dos de los regalos más bonitos que podíamos tener, poder verle pilotar encima de una moto pero sobre todo verle disfrutar, porque el motociclismo le debe como mínimo un mundial, pero tiene lo que muchos Campeones ansían, el respeto de toda una afición que le dio, por fin, todo el calor que merecía.

Pedrosa demostró que con pasión y mucho sacrificio todo puede ser posible, porque hasta el más pequeño de todos es un gran Samurái.

Foto: Redes sociales

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