En 1969, España ganó Eurovisión y Ángel Nieto logró su primer título mundial. Así empezó la historia de un país que hoy domina MotoGP.
Han pasado más de 50 años desde que España se llevó por última vez el micrófono de cristal. Corría el año 1969 y en el mundo del motociclismo, todo era muy distinto. Aquella temporada, el Mundial de Motociclismo aún no conocía el nombre de MotoGP. No había alerones, ni sensores, ni electrónica avanzada. Pero sí velocidad, pasión y un dominio europeo que hoy parece un eco lejano y en la otra parte de España ganaba Eurovisión.
En 1969, el Campeonato del Mundo de Motociclismo aún estaba dividido en categorías por cilindrada: 50cc, 125cc, 250cc, 350cc y 500cc. Esta última, la “clase reina”, era el equivalente directo de la actual MotoGP. Aquel año, el campeón fue el italiano Giacomo Agostini, que se impuso con la imponente MV Agusta, una moto tan bella como demoledora. Era su cuarto título consecutivo en 500cc y uno de los más dominantes de la historia: ganó todos los Grandes Premios de la temporada.
España vivía aún en los albores de su historia motociclística. No había un Marc Márquez ni un Jorge Lorenzo que peleara por el Mundial. De hecho, entonces comenzaba la era Ángel Nieto. De hecho, debutaría ese mismo año con su primer título con Derbi en 50cc. Era el inicio de todo. Después de ello llegarían 12 mas, todos ellos en las categorías inferiores pero que le darían el cartel de “El Maestro”.
El Mundial hace 50 años y el día que España reinó en Eurovisión
Las motos eran distintas: motores de dos tiempos, neumáticos estrechos, sin control de tracción ni frenos de carbono. Los circuitos eran auténticos desafíos de supervivencia, muchos de ellos urbanos y peligrosos. El calendario incluía joyas como Spa-Francorchamps, Nürburgring o el mítico Tourist Trophy de la Isla de Man, todavía puntuable por aquel entonces, y tan letal como espectacular.
Y mientras en Madrid se celebraba Eurovisión, con Salomé compartiendo victoria con otros tres países —Reino Unido, Países Bajos y Francia— gracias a su inolvidable “Vivo cantando”, el motociclismo español aún soñaba con hacerse un hueco entre los grandes. Había talento, sí, pero faltaban medios, estructura y experiencia internacional.
Desde entonces, han pasado generaciones de pilotos, marcas y revoluciones tecnológicas. Hoy España es una potencia indiscutible en el paddock. Ha dominado MotoGP en la era moderna, ha formado leyendas y ha llenado de títulos sus vitrinas. Pero Eurovisión, ese otro campeonato continental de pasiones y banderas, sigue siendo una cuenta pendiente.
Quizá algún día volvamos a ver una victoria española en Eurovisión. Mientras tanto, el Mundial de MotoGP sigue girando a toda velocidad… y esta vez, con muchos españoles peleando por la gloria. Quién sabe, quizá el próximo doblete llegue el mismo año.
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