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Valentino RossiFoto: MotoGP

Montmeló 2009, última curva: Valentino Rossi revive en PoretCast el adelantamiento que marcó una era, entre riesgo, instinto y gloria.

Valentino Rossi no necesita presentación. El casco amarillo, la celebración inconfundible, las victorias imposibles. Pero detrás del mito hay un hombre. Y ese hombre ha hablado, con honestidad, humor y nostalgia, en el podcast PoretCast, presentado por el actor y humorista Giacomo Poretti. Un escenario íntimo, el Teatro Oscar de Milán, y una conversación que dejó mucho más que anécdotas. Rossi se sentó en el mismo sillón por el que ya pasaron Paolo Maldini o Carlo Ancelotti. Pero no vino a hablar solo de títulos. Vino a hablar de heridas, de decisiones que pesan, de amistades que ya no están, y de una carrera que cambió para siempre la historia del motociclismo.

Barcelona 2009: seis segundos para el recuerdo

Cuando se le preguntó por su victoria más especial, Rossi no dudó. Volvió a Montmeló, junio de 2009. La última curva. Jorge Lorenzo delante. “Fue una descarga de adrenalina brutal”, recuerda. “Pensé en una maniobra parecida con Stoner el año anterior. Me dije: ‘Si me caigo, ojalá se caiga él también’. Bajé de tercera a segunda. Sabía que iba a entrar. Esos seis segundos fueron la apoteosis”. Aquella batalla no fue solo una carrera. Fue una declaración de intenciones, una clase magistral sobre cómo se corre con el corazón. Y con algo más. Rossi siempre tuvo ese “algo más“.

Simoncelli, Mugello y el adiós

En el mismo tono sincero, Rossi habló también del vacío que dejó Marco Simoncelli, su amigo, su hermano en el paddock. La voz se le quebró, pero siguió. Como cuando se subía a la moto después de una caída. Como cuando corrió lesionado en Mugello, o cuando tomó la decisión más difícil: decir adiós en 2021. Porque, aunque todos sabíamos que ese momento llegaría, fue duro. Para él, y para millones de aficionados que crecieron con su número 46 en el alma.

Uno de los momentos más sorprendentes del podcast llegó cuando Giacomo Poretti trajo a la conversación una frase mítica de Enzo Ferrari: “El piloto que tiene un hijo pierde medio segundo por vuelta. ”Rossi se rió, pero no esquivó la bala: “Tuve tanto miedo de esa frase que no tuve hijos hasta que me retiré.”  Y lo dice en serio. Fue padre por primera vez en 2022, con el nacimiento de Giulietta, justo cuando el Mundial arrancaba sin él en la parrilla. En enero de 2025 llegó Gabriella, la pequeña de la casa, fruto de su relación con la modelo Francesca Sofia Novello.

Ahora, Il Dottore ya no corre por décimas. Corre detrás de sus hijas. Y aunque la velocidad forma parte de su ADN, la paternidad le ha enseñado una nueva forma de vivir: más pausada, más presente, más real. Valentino ya no sube al podio, pero sigue tocando el corazón de quienes lo escuchan. Su paso por PoretCast no fue una entrevista más. Fue una ventana abierta al alma de un campeón que ha aprendido a abrazar sus miedos, sus derrotas y sus nuevas victorias. Porque en la pista fue leyenda, pero fuera de ella está demostrando ser algo aún más valioso: un ser humano completo.

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