El murciano se sincera sobre su frustración en MotoGP 2025: reconoce que está limitado, pero asegura que esta etapa difícil le hará “un Pedro mejor y más completo”.
En un paddock que le señala como el futuro de MotoGP, Pedro Acosta sigue construyéndose a sí mismo en medio de una temporada de MotoGP 2025 tan frustrante como reveladora. Mientras sus resultados no terminan de reflejar el talento que todos le reconocen, el murciano no baja los brazos. “Fui a hacer una tontería del asiento que me apetecía hacer y poco más. Fui y me vine”, contaba con naturalidad sobre su paso por el test post-GP. Pero no, no habló con nadie. Porque no era momento de hablar, sino de seguir remando.
El GP de Aragón se presenta como una nueva oportunidad para confirmar sensaciones. Acosta recuerda con cierta positividad el trazado turolense: “El año pasado fue bastante bien. El podio de la Sprint fue bastante consolidado y en la carrera estuvimos luchando por el top cinco”. Y eso es justo lo que se marca como objetivo para este fin de semana: mantenerse entre los cinco o siete primeros, “pero necesitamos estar cerca del podio para estar contentos”.
Lo curioso —y doloroso— es que, a pesar de las buenas sensaciones, el piloto del GasGas Tech3 admite con crudeza que “estamos igual” que antes, aunque ahora “sacando un poco más las cosas”. El margen es mínimo, pero la rabia es inmensa. No porque le falte talento —Johann Zarco dice que ha llegado para cambiar el pilotaje— sino porque no puede demostrarlo con resultados. “Me molesta incluso decir que Silverstone ha sido la mejor carrera que he hecho en MotoGP… y me ha valido para hacer un sexto”, se lamenta.
El trabajo de Pedro Acosta para salir del bache
A pesar de todo, no duda de sí mismo. “La confianza es lo primero que se pierde, pero sé lo que me lo curro. Nadie me puede decir que estoy en casa sentado en el sofá. Paso por casa a dormir nada más”. Una declaración de intenciones que deja claro que la frustración no le ha doblegado. Que se exige más que nadie. “Ojalá el Pedro de hace dos años hubiera trabajado como el de ahora”.
Sabe que está en proceso. Y aunque no le gusta oírlo —porque no quiere esperar para ganar carreras— reconoce que este camino duro le está formando. “Esto solo va a sacar un Pedro más completo y un Pedro mejor”, afirma con la convicción de quien sabe que crecer duele.
Sobre el test del lunes, tampoco se guarda nada: “Espero todo. Tengo contrato hasta 2027. La paciencia se me acabó en febrero”. Pero vuelve a pisar tierra: “Da igual la paciencia que pierdas, si las cosas no se pueden dar… hay que aceptar lo que hay y tirar para adelante, aunque sepas que estás limitado hasta 100 puntos”. Pedro Acosta sigue forjando su leyenda. No con trofeos, sino con trabajo, sinceridad brutal y esa mezcla de rabia y lucidez que solo tienen los elegidos.
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