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Pedro AcostaJose Carlos Jiménez - Piel de asfalto

Entre el caos de las caídas, el frío en pista y las dudas personales, Pedro Acosta se muestra más humano que nunca: reflexivo, sereno y con la ambición intacta.

Circuito de Assen (Países Bajos).- Eh, buenas. Así, sin más, empezaba la conversación. Sin rodeos. Sin florituras. Pedro Acosta ha terminado tercero en el primer día de entrenamientos del Gran Premio de los Países Bajos y a pesar de que su resultado no es el esperado, da al murciano esa sensación de tranquilidad.  “El circuito es de los que cuesta. Si me doy demasiada prisa, se me atraganta todo el fin de semana como ya pasó el año pasado”.

Y no mentía. El día había sido un caos. Nueve caídas en una sola sesión práctica. Nueve pilotos probando el límite y cayendo por culpa de un mismo enemigo: el frío. “Ha hecho demasiado frío y, sobre todo, viento. Yo mismo me caí el año pasado en la última vuelta sin forzar. Se me enfrió la goma delantera y ya está”, explicaba con sinceridad. “Incluso yendo detrás de otros para calentarla, no era suficiente”. No hay espacio para errores cuando el asfalto no perdona.

Y en ese contexto, la pregunta flotaba en el aire: ¿es este un fin de semana propicio para dar la campanada? ¿Un podio, quizás? Él lo bajaba a tierra. “Primero hay que ver cómo clasificamos mañana y cómo estamos en el FP2. Sabemos lo duro que es Marc, que ha corrido con los hombros fuera de sitio sin quejarse. Tiene huevos, y para algo más”, decía entre risas, con admiración sincera.

Una sorpresa de día

Porque sí, parece que cuando todo se tambalea y las caídas se multiplican, hay hueco para las sorpresas. Pero no hay que confundirse. Cuando hay muchas caídas y condiciones difíciles, parece que se abre. Pero realmente lo que pasa es que las motos que suelen ir bien sufren más, y nosotros aprovechamos eso. Pero seguimos más o menos en el mismo punto”. Una reflexión honesta de alguien que ha aprendido a leer las carreras sin vender humo.

Y sobre el miedo a volver a caer, también fue claro: “No, cuando tienes confianza no tiene por qué pasar. Pero yo me caí el año pasado sin hacer nada. Por eso me estoy tomando el tiempo con la goma media, con calma. He intentado cambiar mi estilo para ser más fluido, no me sale fácil, pero hay que adaptarse”. No es valentía vacía, es experiencia acumulada a golpe de raspones.

En lo personal, también dejó frases que retratan al ser humano más allá del casco. En Jerez, confesó estar “en el peor momento de su vida”. Hoy, algo más templado, reconoce que el dolor sigue ahí, pero se lleva mejor. “Tampoco se puede llorar todos los días. Como dice la canción, 19 días y 500 noches. Durante el día se te olvida, pero por la noche todo sale a la luz”.

Y en medio del frío, las dudas y la dureza de la categoría reina, también hay espacio para la broma, para el alivio, para el guiño que rompe la tensión: Con un podio en el sprint, hago lo que queráis. Hasta canto Sabina”, concluía Pedro Acosta.

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