En una temporada en la que era el piloto a batir, con el número uno en su carenado, Pecco Bagnaia vuelve a escribir su nombre en la historia de MotoGP.
La temporada no arrancaba en el escenario en el que estamos acostumbrados. En vez de la noche de Qatar, las bajas temperaturas pero el sol de Portugal nos abría las puertas de una temporada de MotoGP que ha acabado siendo histórica. Tras dejarnos una remontada ya escrita en los libros de historia en 2022, Pecco Bagnaia se subía a su Ducati, intentando lograr un hito que no se conseguía desde 1998: revalidar el título luciendo el número 1 en el carenado. Grandes pilotos lo intentaron, entre ellos Crivillé, Lorenzo o Stoner, pero desde Mick Doohan no se conseguía, creando una especie de ‘maldición’ no escrita entre los pilotos, maldición en la que Bagnaia no creía y que ha demostrado como inexistente, porque ganar siendo el número 1 se puede hacer.
Inicio inmaculado
Estrenábamos escenario y estrenábamos una nueva MotoGP, con las carreras ‘sprint’ los sábados, para Pecco solo significó una cosa: la oportunidad de conseguir más puntos por fin de semana. Y así lo hacía durante la primera oportunidad que tuvo, sellando dos victorias en Portimao que parecían enseñar que iba a ser un camino fácil de recorrer para el piloto, poco después se volvió a demostrar que en MotoGP todo puede pasar en cuestión de segundos. Dos fines de semana difíciles se le encadenarían, con dos ceros en las carreras del domingo tanto en Argentina como en Austin, y un noveno y una victoria en las ‘sprint’. En Jerez consiguió una segunda posición el sábado y una victoria más el domingo. En Francia volvería a sufrir, sumando otro cero el domingo, sumando al menos siete puntos gracias a su tercer puesto el sábado.
Racha de buenos resultados
Bagnaia se reencontraría con su mejor nivel enfrente de su público, ‘a casa nostra’ como dicen los ‘tifosi’ en Mugello, logrando su segundo doblete de victorias, e iniciaría una racha de buenos resultados sin bajarse del podio durante ninguna de los siguientes dos Grandes Premios, pero si viendo como el que acabó siendo su rival al título, Jorge Martín le recortaba puntos en el GP de Países Bajos, pero tanto en Gran Bretaña, donde solo le batió un gran Aleix Espargaró como en Austria donde conseguiría su tercer doblete, volvía a poner tierra de por medio en el mundial.
La pesadilla
El accidente que sufrió en Barcelona, cuando salió disparado de su Ducati en la segunda curva de la primera vuelta, viendo como Binder pasaba por encima de sus piernas, podía haber puesto punto final a su temporada, pero afortunadamente no había que lamentar ninguna rotura o lesión grave. Las dudas se sembraban en su entorno sobre la posibilidad de si pilotaría a la semana siguiente, una vez más, enfrente de su público. Se recupero y piloto por encima del dolor, subiendo al podio, demostrando que todos y cada uno de los pilotos son de otra pasta. Martín empezaba a enseñar la cabeza en la lucha al título, ganando ese fin de semana.
Mundial abierto
El error que cometió en India le salió caro, puesto que sumado al doblete que consiguió Marco Bezzechi y el podio de Martín, la lucha por el título estaba más abierta que nunca, Japón llegó y el mundial se abrió aún más con el doblete del español. En Indonesia parecía que todo iba a ajustarse aún más, pero la caída de Martín mientras lideraba le dio la victoria a Pecco, quién volvía a ganar. En Australia, Malasia y Qatar aumentaba su distancia mientras que en Tailandia salvaba los muebles siendo segundo detrás de Martín. A Valencia llegaba con la oportunidad de alzarse Campeón durante la ‘sprint’ pero la victoria de Martín lo evito. Todo se jugaba a una bala con las mismas condiciones.
Romper la ‘maldición’
Los dos errores de Martín sentenciaron el mundial en favor de Pecco Bagnaia, Campeón incluso antes del último banderazo final. Rompe así la maldición del número 1 en una temporada en la que ha pasado de todo, regalándonos victorias impecables, adelantamientos al límite y una lucha por el mundial preciosa hasta la última carrera. Noble como pocos, el piloto con cara de niño ya es tres veces Campéon del Mundo y vuelve a cumplir el sueño de tantos y escribe su nombre en letras mayúsculas. En cada curva, en cada adelantamiento, Pecco Bagnaia demostró que la determinación y la fe inquebrantable pueden convertir los sueños en realidad.
Foto: Redes sociales
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