Piastri ha visto como sus dos rivales han quedado por delante suyo en la clasificación, pero es consciente que en una carrera de F1 puede pasar de todo
Oscar Piastri llega al final de 2025 como el que más lo tiene en contra. El que menos cartas fuertes guarda en la manga. El que necesita un milagro deportivo de esos que solo ocurren una vez cada década. Mientras Max Verstappen firmaba una pole descomunal en Yas Marina —de esas que pesan más que un domingo entero— y Lando Norris mantenía su ventaja de 12 puntos como líder, el australiano solo podía mirar el cronómetro y asumir que no había sido lo bastante rápido.
Dieciséis puntos lo separan del británico. Y para colmo, fue el peor clasificado entre los tres aspirantes. Pero ni así bajó los brazos.
“Creo que lo he hecho bastante bien. La vuelta de Q1 me permitió recuperar el ritmo este fin de semana. Y mi última vuelta en Q3 también fue buena; simplemente no tenía más margen. Hoy no fui lo suficientemente rápido, pero esto nos deja una carrera muy emocionante para mañana”, explicó Piastri en Sky Sports F1, con ese aire calmado que usa para esconder la presión.
Luego, puso los ojos en el verdadero peligro:
“Veremos mañana. Max ha sido bastante rápido en el ritmo de carrera. Veremos cuánto tenemos nosotros”.
Porque Piastri lo tiene claro: una victoria no basta. Y eso pesa.
“Intentaré aprovechar cualquier oportunidad, pero necesito algo más que una victoria. Si no pasa nada delante, no ganaré el Mundial”, reconoció con una sinceridad casi dolorosa.
🤔 El dilema McLaren: ¿ayudará Piastri a Norris?
Norris depende solo de sí mismo. Un podio y campeón. Tan simple y tan complejo. Pero el debate inevitable asoma: ¿tendrá McLaren que intervenir? ¿Deberá Piastri convertirse en escudero a pesar de que, matemáticamente, sigue vivo?
Piastri no esquivó el tema… pero tampoco se entregó:
“Seguro que lo hablaremos como equipo, pero no hemos tenido ninguna conversación directa sobre decisiones necesarias. Yo también tengo opciones. Hasta que Max o Lando crucen la línea delante de mí, sigo en la pelea”.
El australiano se agarra al Mundial como quien agarra una cuerda que ya empieza a quemar. Sabe que está lejos, sabe que necesita caos delante, sabe que Yas Marina no suele regalar sorpresas. Pero también sabe que, mientras exista una mínima posibilidad, él no será el que la desaproveche.
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