Leclerc sigue siendo la baza principal de Ferrari y lanza un ultimátum para este 2026 y una posible salida pese a estar en el equipo de su vida
El 2025 de Charles Leclerc no se mide solo en puntos ni en podios. Se mide en resistencia. En esas vueltas donde el volante pesa más que nunca y el rojo deja de ser un color para convertirse en una carga. Fue un año de promesas que no siempre llegaron a tiempo. De sábados brillantes y domingos cuesta arriba. De poles que olían a redención y carreras que acababan pidiendo paciencia. Leclerc siguió siendo velocidad pura, talento sin domesticar, pero también el piloto que aprendió a esperar cuando lo único que quería era atacar.
Un amor que va más allá de los resultados
Ferrari volvió a caminar sobre la cuerda floja, y Charles, fiel, se mantuvo en pie. Hubo carreras donde todo encajó y el mundo volvió a parecer sencillo: frenar tarde, trazar fino, escapar. Y otras donde tocó remar, gestionar, aceptar que no siempre gana el más rápido. Pero también hubo demasiadas carreras donde tocó gestionar, salvar puntos, aceptar límites que no eran los suyos.
Y ahí, sin levantar la voz, empezaron las indirectas. No reproches abiertos, no portazos. Solo frases medidas, gestos contenidos, mensajes entre líneas. Leclerc nunca ha escondido que Ferrari es el equipo de su vida, el lugar donde quiere ganar, donde quiere hacer historia. Pero en 2025 dejó claro que amar no siempre basta. Que el compromiso necesita respuestas. Que el tiempo, incluso para los predestinados, no es infinito.
Charles siguió siendo leal. Se quedó. Empujó. Protegió al equipo cuando el entorno apretaba. Pero también dejó entrever que el proyecto debe estar a la altura del piloto que tienen entre manos. Que Il Predestinato no puede vivir eternamente de promesas.
2025 no fue el año de la coronación. Fue el año de la madurez. El año en el que Leclerc entendió que su talento ya no necesita demostrarse, solo acompañarse. Y Ferrari, si no quiere perder algo más que carreras, haría bien en escuchar. Porque hay pilotos rápidos. Hay pilotos fieles. Y Charles Leclerc sigue siendo los dos para la escudería italiana.
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