Ducati le cerró la puerta, Aprilia apostó por él y Jorge Martín respondió con un título mundial. Pero las lesiones han puesto en pausa la historia que prometía marcar una era.
El mercado de fichajes de 2024 dejó una de las decisiones más discutidas de los últimos tiempos en MotoGP: Ducati prefirió a Marc Márquez antes que a Jorge Martín para ocupar el codiciado asiento del equipo oficial. El madrileño, entonces líder del campeonato, vio cómo la fábrica de Borgo Panigale le daba la espalda tras haber sido el referente de Pramac durante años. El golpe fue duro, pero su respuesta fue aún más contundente.
Lejos de venirse abajo, Martín encontró en Aprilia el escenario perfecto para una redención. La marca de Noale, que llevaba tiempo soñando con tener a un piloto top, no dudó en ofrecerle un contrato multianual que lo convertía en su apuesta de futuro. El acuerdo se anunció durante el fin de semana de Mugello, en plena efervescencia del campeonato. Y no pudo llegar en mejor momento.
Un título en forma de redención
Martín cerró la temporada 2024 con una autoridad aplastante. Ganó carreras, fue constante y se mantuvo imperturbable ante la presión. En Barcelona -sustituto del GP de Barcelona tras la DANA-, levantó su primer título de MotoGP, convirtiéndose en el cuarto español en lograrlo en la era moderna. Lo hizo sin necesidad de una Ducati oficial, con la camiseta de Pramac en el podio más alto y con una frase que lo resumía todo: “Este título es mío y de los que confiaron cuando otros no lo hicieron”.
Pero cuando todo parecía encaminado a una etapa gloriosa en Aprilia, el destino quiso torcer el guion. La pretemporada 2025 fue un calvario para el flamante campeón. Dos lesiones consecutivas limitaron su preparación física y le impidieron disputar las primeras carreras del año. Su regreso en Qatar se saldó con una caída aparatosa que derivó en un neumotórax y una hospitalización prolongada en Doha. Desde entonces, Martín no ha vuelto a subirse a la moto.
Meses de infierno para Jorge Martín
El contraste no podría ser más crudo. El mismo piloto que unos meses atrás alzaba el trofeo más deseado ahora mira el campeonato desde el fondo de la tabla, sin haber sumado un solo punto y con su temporada prácticamente congelada. Las expectativas eran gigantescas, tanto dentro como fuera de Aprilia. Pero las circunstancias han impedido, de momento, que Martín y la RS-GP se presenten al mundo como la pareja que debía desafiar a Ducati y a Márquez.
Además, en el momento más complicado para el vigente campeón, saltó la bomba. Martinator podría romper su vínculo con Aprilia sin haber llegado siquiera a subirse a su moto en un gran premio. Una decisión que, aunque drástica, nace del desconcierto. Martín no sólo ha sufrido físicamente, sino que ha observado con preocupación el rendimiento de la RS-GP: su compañero Bezzecchi no ha pisado el podio, y el mejor clasificado es Ai Ogura —rookie en Trackhouse— que marcha décimo. Muy lejos de las promesas que le hicieron cuando firmó.
Una prórroga de seis carreras
El horizonte es incierto. Aprilia estudia vías legales para bloquear su marcha, alegando que la cláusula no debería aplicarse al haberse perdido las carreras por lesión. Por su parte, Martín ha mostrado voluntad de negociar, ofreciendo una prórroga hasta septiembre si logra volver y siente que puede competir en condiciones. Mientras tanto, Honda ya afila los cuchillos y observa desde la barrera. Si Martín logra quedar libre, el próximo mercado de fichajes podría abrir un nuevo capítulo inesperado… otra vez con él como protagonista.
Aun así, nadie olvida de lo que es capaz Jorge Martín. Si algo ha demostrado es que sabe levantarse cuando lo subestiman. Y aunque el arranque de esta nueva etapa ha sido más oscuro de lo esperado, todavía queda mucho campeonato por delante. La historia, por ahora, está en pausa. Pero el campeón aún tiene voz.
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