El conflicto entre Jorge Martín y Aprilia trasciende lo contractual: es una batalla por la libertad, el orgullo y el futuro del campeón del mundo.
Todo empezó con una firma. A mediados de 2024, Jorge Martín decidía su futuro: dejar Ducati y confiar en un proyecto con alma, el de Aprilia. Un contrato de dos años, con la promesa de convertirse en el nuevo líder absoluto de Noale. Parecía un paso valiente. Lo fue. Y también el inicio de un terremoto.
La temporada 2025, sin embargo, comenzó torcida. Lesiones, ausencias, una moto que no avanzaba lo suficiente. Martín, entre boxes y salas médicas, se alejaba de la pista mientras el Mundial seguía. En silencio, una cláusula de rendimiento, esa que solo aparece cuando las cosas no salen bien, comenzaba a abrirse como una herida contractual.
Albert Valera, su agente, ya había hecho el primer movimiento antes de Assen: activó la salida. Según su interpretación, el contrato estaba roto. “Jorge es libre para firmar con quien quiera en 2026”, declaró con firmeza. Pero Aprilia no opinaba lo mismo. Y el asunto pasó de privado a público.
👨⚖️ El campo de batalla legal en el conflicto de Jorge Martín y Aprilia
Massimo Rivola, jefe de Aprilia, no tardó en contraatacar: “No hay opción de salida. El contrato está firmado y es válido hasta finales de 2026”. Y con eso llegó la advertencia: “Si alguien quiere fichar a Martín, lo veremos en los tribunales”. Entonces apareció una figura que pocas veces se moja en público. Carmelo Ezpeleta, CEO de Dorna, fue tajante: “Ningún piloto sin contrato válido o sentencia judicial será inscrito en el campeonato”. El mensaje tenía destinatario, y no era sólo Martín.
Mientras tanto, en Honda, Alberto Puig observaba la escena desde el muro. La fábrica del ala dorada es el destino favorito del madrileño, pero también sabe lo que está en juego. “Habrá tiempo para hablar. Solo lo haremos si Jorge está libre de verdad”, dijo, en tono prudente.
📄 Más allá del papel
Para Jorge Martín, esta guerra va más allá del contrato. Es una cuestión de principios. Él considera que Aprilia no cumplió con el rendimiento prometido, que sus lesiones no invalidan la cláusula. Que quiere otra moto, otro entorno, otra vida deportiva. El problema es que en MotoGP la libertad también se firma con tinta… y abogados. Aprilia, por su parte, se siente traicionada. Construyeron un proyecto a su medida y ahora ven cómo su estrella quiere irse sin consecuencias. Rivola no dará su brazo a torcer fácilmente. El orgullo italiano está en juego, tanto como la autoridad del paddock.
Un destino en pausa
Mientras tanto, el paddock guarda silencio y se llena de hipótesis. ¿Habrá pacto con penalización? ¿Acabará en los tribunales italianos? ¿Esperará Honda o buscará un plan B? Lo único cierto es que Jorge Martín, que buscaba estabilidad, ha encontrado tormenta. Y Aprilia, que creía haber fichado al nuevo capitán, ha despertado en medio de una batalla legal que aún no ha escrito su capítulo final.
MotoGP ya no es solo velocidad. A veces, también es derecho contractual a 350 km/h.
“Lo que ha pasado ha sido feo. El contrato estaba firmado. Si había esa posibilidad de romperlo, no se nos transmitió con claridad. Nos sentimos utilizados y sorprendidos”.
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