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Foto: Getty Images

Alonso lograba, en un día como hoy pero de hace 20 años, su primer título en la F1 y cambiaba la historia de ésta

Hace dos décadas, las temporadas de Fórmula 1 solían terminar en octubre y no era raro que el campeón del mundo se decidiera con semanas de antelación. Un 25 de septiembre de 2005, Fernando Alonso se coronaba en Interlagos como el campeón más joven de la historia, poniendo fin a la hegemonía de Michael Schumacher y Ferrari, que habían reinado sin oposición en la primera mitad de los 2000. Tenía apenas 24 años, rompiendo el récord de precocidad de Emerson Fittipaldi por un año y medio. El asturiano no conservaría mucho ese título simbólico: en 2008 se lo arrebataría Lewis Hamilton y en 2010 lo superaría Sebastian Vettel.

Aquel Renault R25, diseñado por Bob Bell, Mark Smith y Dino Toso, y compartido con Giancarlo Fisichella, fue la herramienta perfecta: un monoplaza con un V10 a 72 grados, una aerodinámica equilibrada, un manejo extraordinario y una gran gestión de los neumáticos Michelin. Todo ello convirtió al equipo de Flavio Briatore en la referencia de la parrilla.

Los momentos icónicos no tardaron en llegar. Alonso resistió a Schumacher en Imola, en un duelo memorable que todavía se recuerda como uno de los más intensos de la era moderna. Logró también una victoria especial en casa de Renault, en Magny-Cours, y acabó el año con siete triunfos en 19 grandes premios. Ni siquiera el caos de Indianápolis, con media parrilla fuera de carrera, frenó su camino hacia el título.

El único rival serio fue Kimi Räikkönen, rapidísimo en la segunda mitad del año pero lastrado por la endeble fiabilidad del McLaren-Mercedes. Mientras tanto, Alonso y Renault acumulaban regularidad: seis poles, 15 podios y un temple digno de un veterano. Incluso cuando arrancó la temporada cediendo ante Fisichella en Melbourne, pronto encadenó tres victorias seguidas, confirmando que el campeonato tenía dueño.

El título llegó dos carreras antes del final, con un tercer puesto en Interlagos que valió oro. En 2006 repetiría hazaña, antes de abrir otros capítulos inolvidables de su carrera: la rivalidad con Hamilton, el Spygate, el Crashgate, la etapa con Ferrari y la resurrección con Aston Martin.

Hoy, en 2026, Alonso se prepara para celebrar su 45º cumpleaños aún como piloto de F1. En Bakú, él mismo lo reconocía con una sonrisa:

No pensaba que, 20 años después de mi campeonato, seguiría aquí

Aunque la nostalgia no le abandona. En 2017 ya había señalado las diferencias de aquella época con la actual:

Las sensaciones nunca volverán a ser las mismas que en 2004 y 2005 porque los coches tenían una libertad aerodinámica que ahora no tenemos. Con motores que eran muy diferentes, y sobre todo con 130 kg menos de lo que tenemos ahora y 230 kg menos en carrera. Así que es imposible tener lo que tuvimos en 2004 en términos de sensaciones

Un sentimiento que volvió a revivir en Abu Dabi 2020, cuando se subió de nuevo al R25 para dar unas vueltas inolvidables:

Cada vez que estoy en este cockpit y en este coche, con todos los recuerdos, se vuelve natural ir rápido. Sentir la velocidad es increíble. Sé que es un coche viejo, pero para mí es una máquina perfecta

Veinte años después, aquel título de 2005 sigue siendo el punto de partida de una leyenda que aún hoy continúa escribiendo nuevas páginas.

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