El piloto asturiano se metió en la Q3 con una vuelta de campeón en el Circuit de Barcelona-Catalunya y confirmó que el AMR25 ha dado un paso adelante. La afición, su mayor motor.
“¡Wow!” soltó Fernando Alonso por la radio mientras cruzaba la línea de meta en Montmeló. Una palabra que resumía el esfuerzo, la pasión y el talento puestos en cada curva del trazado catalán. El público, que llenaba las gradas desde el viernes, estalló en aplausos. El bicampeón del mundo había vuelto a hacer magia. En casa. Y con un coche que, aunque lejos de ser perfecto, empieza a dar señales de vida.
La clasificación no fue sencilla. Aston Martin optó por una estrategia conservadora, utilizando todos los neumáticos blandos disponibles en las primeras rondas por el miedo —justificado— a quedarse fuera. Fernando cumplió con creces, pero llegó a la Q3 sin gomas nuevas. Aun así, con una sola oportunidad, sacó una vuelta digna del mejor Alonso. Fue quinto en el primer intento general… pero el resto tenía una bala más. Finalmente, partirá décimo.
“Quizá fuimos demasiado prudentes en Q1 y Q2, pero no podíamos dar por hecho que estaríamos en la Q3. Venimos de carreras complicadas y había que asegurar”, confesó el piloto tras bajarse del coche. Lo cierto es que Alonso ha logrado, en apenas dos fines de semana, transformar una situación límite en una competitiva. “Hace nada estábamos últimos, a 20 segundos de un Sauber. Ahora podemos luchar por entrar en los puntos”.
La medida de las mejoras
Montmeló ha servido como termómetro real del nuevo paquete aerodinámico. Imola dejó dudas por la elección de neumáticos; Mónaco, por sus peculiaridades, tampoco ofrecía certezas. Pero Barcelona, como dice el propio Alonso, no perdona. “Este circuito muestra la realidad. Y nuestra realidad es que ya peleamos con la zona media”.
Más allá del rendimiento, si algo quedó claro es que Alonso nunca corre solo. Desde el baño de masas en Plaza Catalunya hasta los cánticos en la Fan Zone, el cariño del público ha sido abrumador. Pedro de la Rosa lo resumió en una frase que hizo temblar el suelo: “Le vamos a dar un coche para la 33”. Y el clamor colectivo no se hizo esperar.
“Se nota cuando están aquí. No es lo mismo. Te emocionas, empujas más. Y eso se traduce en esas décimas que marcan la diferencia”, confesó Alonso. “Ellos están siempre. En las buenas y en las malas. Llenan el circuito incluso sin resultados. Por eso uno tiene la responsabilidad de darlo todo”.
De cara a la carrera, el español anticipa un desafío estratégico. Habrá degradación, previsiblemente dos paradas, y rivales duros como los Racing Bulls, Gasly o los propios Williams, que han mostrado un buen ritmo. Aun así, la lucha por los puntos está abierta. Fernando Alonso no tiene aún el coche para grandes gestas, pero sí para seguir sumando. Y cuando la entrega es total, y la afición empuja como lo hizo en Barcelona, todo es posible.
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