Fernando Alonso terminó noveno en Silverstone tras una estrategia errónea de Aston Martin. Mientras Stroll brilló, el asturiano lamentó: “No entiendo por qué no usamos los datos del otro coche”.
Fernando Alonso se marchó de Silverstone con tan solo dos puntos en el bolsillo y una idea clara rondando en su cabeza: Aston Martin desperdició una gran oportunidad. El asturiano, que partía desde la séptima posición tras una excelente clasificación, finalizó noveno en una carrera marcada por la lluvia, el caos estratégico y una ejecución cuestionable desde el muro del equipo británico. Mientras su compañero Lance Stroll llegó a rodar en puestos de podio, el bicampeón del mundo acabó frustrado por una serie de decisiones que condicionaron su resultado.
“Ha sido una carrera difícil de ejecutar. Una oportunidad perdida”, resumió con crudeza Alonso. “Salíamos séptimos y acabamos novenos. Hemos ejecutado mal algo. Tengo que ver la carrera”.
Un inicio prometedor en condiciones cambiantes
El Gran Premio arrancó bajo cielos amenazantes y una parrilla en condiciones mixtas. Algunos pilotos, como Russell o Leclerc, optaron por parar tras la vuelta de formación para montar neumáticos intermedios, movimiento que permitió a Alonso escalar posiciones rápidamente. El ritmo del asturiano fue sólido en el arranque y se mantuvo cómodamente en la zona de puntos, a pesar de perder una posición con Gasly.
Sin embargo, cuando el cielo volvió a abrirse y la pista comenzó a secarse, las decisiones estratégicas marcaron la diferencia. Mientras Stroll, desde el fondo de la parrilla, realizaba una arriesgada apuesta con neumáticos blandos y se veía favorecido por un Safety Car, Alonso se mantuvo demasiado tiempo con intermedios, perdiendo terreno con los líderes.
“La primera parada fue demasiado tarde, aunque íbamos en grupo con Hamilton, Russell y Gasly. Es difícil arriesgar cuando estás quinto o sexto”, explicó el español.
La segunda parada, clave en el desenlace
El momento determinante llegó con la segunda parada. Alonso fue el primero del grupo delantero en montar neumáticos de seco, decisión que le costó caro: perdió alrededor de 25 segundos en apenas tres vueltas. El resultado: pasó de pelear por el top 5 a luchar por no salir del top 10.
Pero más allá de la pérdida de tiempo, lo que más molestó a Alonso fue la comparación directa con su compañero. Stroll, gracias a un planteamiento diferente desde su garaje, llegó incluso a rodar en tercera posición.
“A veces me resulta difícil de entender, porque tenemos otro coche que nos está dando información”, criticó. “Si Stroll está en tercera posición, no sé cómo no podemos usar esos datos. Tendré que empezar a parar cuando para él”.
“El equipo tiene más información que tú. Tienen los tiempos, la evolución de la pista… y deciden cuándo parar. Hoy no hemos acertado”.
Un coche con mejoras, pero aún insuficiente
Silverstone fue también el escenario del segundo gran paquete de actualizaciones del AMR25, aunque de menor envergadura que el visto en Imola. Alonso valoró positivamente la evolución, pero reconoció que, en una parrilla tan apretada, cada décima cuenta.
“Probablemente se sentía un poco mejor. Es un paquete pequeño, pero bienvenido. Ahora mismo, en dos décimas hay cinco o seis coches. Si ganamos una, ya es algo”.
Un patrón que preocupa
No es la primera vez que Fernando Alonso señala la estrategia como responsable directa de un mal resultado. Lo hizo en la sprint de Miami, y en Silverstone el patrón se repite: buena posición de salida, ritmo competitivo, condiciones cambiantes… y un resultado decepcionante.
“A veces la estrategia te da puntos que no merecías, como en Austria, y otras veces te los quita”, zanjó con resignación.
El GP de Gran Bretaña deja un sabor agridulce en Aston Martin. En una carrera en la que el caos abría la puerta al heroísmo, solo uno de los monoplazas verdes rozó la gloria. Y no fue el de Fernando Alonso.
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