Fabio Quartararo fue segundo en la primera jornada del GP de Francia y destaca la mejora real de la M1 tras el buen rendimiento de Jerez: “La pole es posible si confío y desconecto el cerebro”.
El viento ha cambiado en Yamaha. Lo que hace apenas dos semanas parecía un espejismo en Jerez, empieza a tomar forma como una tendencia real. El sorprendente rendimiento de la M1 en el Gran Premio de España no fue una casualidad, y la actuación de Fabio Quartararo en el arranque del fin de semana en Le Mans lo confirma: segundo en la tabla de tiempos tras la primera jornada de entrenamientos, a tan solo una décima del récord de Marc Márquez.
El piloto francés ha recuperado la sonrisa y, lo más importante, la confianza. No es para menos: el Diablo se mostró rápido desde el primer momento y competitivo en todos los escenarios. Y esta vez no le ha pillado por sorpresa, como sí ocurrió en el circuito andaluz, donde incluso él mismo dudó de la consistencia del rendimiento.
“Es un día positivo, porque el ritmo es bueno, tanto a una vuelta como en las tandas largas. Esperamos dar otro pasito adelante mañana”, resumía tras bajarse de la moto
Un inicio de Gran Premio prometedor
“En Jerez no esperábamos ir tan deprisa, fue una sorpresa. Aquí todo sale más natural, tanto en las tandas largas como a una vuelta”, explicaba con un tono más relajado y esperanzador. Le Mans, su trazado fetiche y ante su público, ha sido siempre uno de esos fines de semana marcados en rojo en su calendario. Pero esta vez, por primera vez en mucho tiempo, llega con herramientas para soñar.
La mejora no es únicamente cuestión de sensaciones. Yamaha ha dado pasos concretos en dirección al futuro, especialmente en el motor. Tras el test posterior al GP de España, Quartararo y Álex Rins estrenaron una nueva especificación que también ha traído buenas noticias en Francia.
“El nuevo motor va bien, sobre todo al poner quinta y sexta. Ganamos un poco de tiempo en las rectas, que siempre está bien”, explicaba el campeón del mundo de 2021, consciente de lo importante que es cada milésima frente al dominio de Ducati.
Con todo, Quartararo no pierde la perspectiva. Sabe que Le Mans puede ser una excepción por sus condiciones, su asfalto y su grip natural. “Hay que ser realistas y saber que cuando vayamos a circuitos con menos agarre no estaremos tan bien”, matizaba con madurez. Aun así, su objetivo para este fin de semana está claro: repetir pole, o al menos, salir desde la primera línea. “La pole es posible, especialmente porque puedo desconectar mi cerebro durante esa vuelta cuando tengo confianza en la moto. Hay que ver hasta qué punto puedo desconectarlo. Pero la meta realista es estar en la primera línea”, sentenció. El Diablo vuelve a disfrutar. Y Yamaha, por fin, vuelve a respirar.
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