Las carreras al sprint de MotoGP ilusionaron en su estreno, pero en apenas dos años han perdido impacto, emoción… y espectadores.
En Jerez volvió a suceder. Otro sábado, otra sprint de MotoGP, otra carrera que apenas dejó huella. Lo que comenzó como una innovadora forma de animar los fines de semana del Mundial parece estar perdiendo fuerza a pasos agigantados. Solo han pasado dos temporadas desde su introducción, y ya son muchos los que se preguntan si el formato ha cumplido su ciclo demasiado pronto.
En su llegada, las carreras cortas fueron un soplo de aire fresco: adrenalina condensada, lucha sin reservas, puntos extra en juego. Pero con el paso del tiempo, el entusiasmo ha dado paso a la rutina. Las sprint se han vuelto previsibles, sin margen para sorpresas más allá del primer giro. El interés se diluye tan rápido como arranca la acción. Y los aficionados, claro, lo notan. También las audiencias.
Jerez 2025: público entregado en el circuito, desconectado en casa
Lo sucedido en el trazado andaluz es una buena muestra del problema. Con gradas a rebosar y un ambiente de lujo, la sprint dejó un sabor insípido en pantalla. A pesar de emitirse en abierto por MEGA —igual que en 2024—, perdió 51.000 telespectadores respecto al año anterior. De 423.000 se pasó a 372.000. Una caída preocupante en uno de los fines de semana estrella del calendario.
No es un caso aislado. En Qatar, el descenso también fue notable: de 110.000 personas en 2024 a 92.000 este año. En Tailandia, a pesar del horario nocturno, la pérdida fue del 21%. Solo en Austin se registró un crecimiento, y no por el formato, sino por la atracción que generó Marc Márquez saliendo desde la pole.
¿Por qué se apaga la llama? Y lo más importante: ¿cómo reavivarla?
El principal problema es la falta de profundidad. Las sprint han perdido ese factor sorpresa que las hacía especiales. Al ser tan cortas, los pilotos apenas tienen margen para construir estrategias o remontar. La clasificación define demasiado. Y lo que debería ser una batalla intensa, se convierte en una secuencia rápida y predecible. El arranque es lo único vibrante; lo demás, un trámite.
Retirarlas no parece una opción viable ni sensata. Aportan contenido al fin de semana y, bien utilizadas, pueden seguir siendo valiosas. Pero sí urge una reformulación. Quizás más puntos, otro sistema de parrilla, o incluso copiar ideas de otros campeonatos como la parrilla invertida. ¿Demasiado radical para MotoGP? Tal vez. Pero más arriesgado es no hacer nada.
MotoGP no puede permitirse seguir perdiendo terreno. Las sprint fueron una jugada atrevida para mantener viva la llama, pero si ya no generan emoción ni mantienen el interés del público, toca actuar. Lo que hoy es rutina, ayer fue revolución. El campeonato necesita historias vibrantes, no simplemente estadísticas. Si la chispa solo dura una curva, el show se apaga antes de empezar. El formato sprint fue una gran idea. Ahora necesita una gran renovación.
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