Del amigo inseparable de Valentino Rossi al director de uno de los equipos más prometedores de MotoGP. Así ha sido el viaje de Uccio en el paddock.
Durante años, Alessio “Uccio” Salucci fue una figura discreta pero omnipresente en el paddock de MotoGP. Siempre al lado de Valentino Rossi, su amigo de la infancia y leyenda del motociclismo, Uccio vivió el Mundial desde una posición privilegiada: la del confidente, la del apoyo silencioso, la del hombre que estaba donde se le necesitaba. Hoy, su papel ha cambiado por completo. Es el responsable de uno de los proyectos más ambiciosos y sólidos del paddock: el equipo Pertamina VR46 Racing Team.
Salucci no es un recién llegado. Acumula más de dos décadas en el Mundial y conoce el paddock como pocos. “Llevo 26 o 27 años aquí, ya he perdido la cuenta”, explicaba recientemente en una entrevista con Fanpage.it. “Me siento un veterano, pero la pasión sigue intacta. No podría estar lejos de todo esto”. Esa pasión fue la que lo impulsó a reinventarse. Con la retirada de Rossi en el horizonte, Uccio vio claro que el legado del #46 no podía quedarse solo en recuerdos. Había que construir algo más grande. Y así nació VR46 como equipo, tras años de trabajo previo en la Academy que ha nutrido a MotoGP con talentos como Pecco Bagnaia, Franco Morbidelli o Marco Bezzecchi.
🖐️ De asistente a director: un cambio de piel
“Mi rol ha cambiado muchísimo”, reconoce. El punto de inflexión llegó entre 2013 y 2014, cuando fundaron junto a Sky los equipos de Moto3 y Moto2. “Ahí empecé a ser menos el asistente de Vale y más un manager. Luego, en 2020, le dije a Valentino: ‘Hemos criado a estos chicos desde la Academy, no podemos dejarlos ahora‘”. Convencer a Rossi no fue difícil. Pero el paso de asistente personal a director de equipo no se improvisa. “Fue un camino largo, lleno de errores y aprendizajes. Carmelo Ezpeleta nos dio la oportunidad con Sky, y ya han pasado diez años”. Una década que ha consolidado a VR46 como una estructura seria, profesional y con resultados.
Durante la era de Rossi como piloto, Uccio era mucho más que el que llevaba los cascos o conducía el motorhome. “Me sentí infravalorado por parte del público, pero nunca me importó. Mi objetivo era el bien de Valentino”, cuenta. “No estaba para decirle siempre que sí. Si se equivocaba, se lo decía. Nuestra relación se basó siempre en la confianza y la sinceridad”. Esa confianza fue la base sobre la que se construyó todo el ecosistema VR46. Sin Rossi no habría habido Academy, ni estructura en MotoGP. Pero sin Uccio, probablemente, Rossi tampoco habría dado el paso de liderar un proyecto de este calibre.
🔆 El reto de gestionar talento
Llevar un equipo en MotoGP no es solo cuestión de motos. También lo es de personas, de equilibrio, de saber cuándo empujar y cuándo dar espacio. “Gestionar a los pilotos de la Academy es como manejar un vestuario de fútbol. No puedes meter muchos nuevos sin desestabilizar”, explica. “Durante un tiempo hicimos una pausa para que los que estaban crecieran bien. Bagnaia y Morbidelli fueron campeones, Marini y Bezzecchi llegaron a MotoGP… y Vietti quiere ganar en Moto2”.
Ahora, con la estructura ya consolidada, Uccio apunta a una nueva fase: volver a apostar por jóvenes. “Queremos hacer las cosas con seriedad. Es un proceso delicado, pero seguimos buscando talento”. Eso sí, aclara que la gestión directa de la Academy está ahora en manos de Carlo Casabianca.
🧑⚕️ Un legado que va más allá de Rossi
Hoy, VR46 ya no es solo el equipo de Valentino Rossi. Es un referente en el paddock. Un proyecto que creció desde la pasión de un grupo de amigos y que ahora compite de tú a tú con las mejores estructuras del Mundial. Y en el centro de todo está él: Alessio Salucci, el amigo que nunca se fue, el manager que aprendió desde abajo, el hombre que convirtió una sombra en una bandera.
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