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Casey Stoner

El australiano sorprende al señalar su campeonato de 2011 con Honda como el más especial de su carrera y explica las razones psicológicas y deportivas que hay detrás de su elección.

Casey Stoner forma parte de una élite muy reducida dentro de la historia de MotoGP: la de los pilotos capaces de ganar el Mundial con dos marcas distintas. El australiano lo logró con Ducati en 2007 y repitió la hazaña en 2011 con Honda. Sin embargo, lejos de lo que dicta la memoria colectiva de muchos aficionados, el propio Stoner no duda cuando se le pregunta cuál de esos dos títulos guarda con mayor cariño. La respuesta, pronunciada durante una de sus visitas al paddock en 2025, sorprendió especialmente en Borgo Panigale: “Probablemente el de Honda”.

🏍️ El peso psicológico del reconocimiento

Para entender esta afirmación hay que ir más allá de la nostalgia. Stoner ha explicado en varias ocasiones que durante su etapa en Ducati sintió que gran parte de sus éxitos eran atribuidos a factores externos. La Desmosedici, los neumáticos o incluso las circunstancias del campeonato parecían eclipsar su talento natural.

“Fue simplemente agradable porque tuvimos muchas críticas durante mucho tiempo”, confesó el #27 al recordar su llegada a Honda. Ganar el Mundial en su primer año con la RC212V no solo fue un éxito deportivo, sino una reivindicación personal. Era la prueba definitiva de que sus victorias no dependían exclusivamente de la moto.

🔴 Ducati: un título forjado en la dificultad

El contraste entre ambos campeonatos es enorme. Stoner nunca ha escondido que el Mundial de 2007 fue, con diferencia, el más complicado de su carrera. “¿Qué título fue más difícil? Ducati, seguro”, afirmó sin dudar. La Desmosedici de aquella época, hoy mitificada, era una moto extremadamente exigente. “La moto era increíblemente difícil de pilotar”, recordó. Cada fin de semana se convertía en una lucha constante por encontrar un equilibrio aceptable, con problemas técnicos y una fiabilidad que nunca estuvo garantizada. El estrés era una constante en el box rojo, aunque la fortuna evitó que los fallos mecánicos aparecieran en carrera. Aun así, el desgaste psicológico fue enorme.

⚙️ Honda: control, fluidez y tranquilidad 

Todo cambió en 2011. Con Honda, Stoner sintió por primera vez que el campeonato estaba bajo control. “Todo me salió bien esa temporada”, admitió, reconociendo apenas pequeños errores de puesta a punto que nunca comprometieron el resultado final. La diferencia era clara: ser competitivo resultaba más sencillo, y eso permitió que el título se desarrollara de forma mucho más calmada. Esa tranquilidad es una de las razones por las que el australiano valora tanto ese Mundial.

📊 Los números que explican la magnitud del logro

Las estadísticas ayudan a contextualizar su legado. En 2007, Stoner logró 10 victorias y 14 podios, mientras que su compañero Loris Capirossi terminó séptimo con menos de la mitad de puntos. Más revelador aún: en cuatro años con Ducati, Stoner sumó 23 victorias, mientras que el resto de pilotos de la marca apenas lograron una. El tiempo, como reconoce el propio Casey, ha terminado poniendo en perspectiva lo que consiguió vestido de rojo. Pero para él, el Mundial que más pesa no fue el más heroico, sino el que le devolvió algo fundamental: el reconocimiento pleno a su talento.

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