El piloto italiano terminó 12º en la sprint del GP de Alemania y reconoce que no sabe cómo resolver los problemas de agarre que arrastra desde inicio de temporada: “No puedo empujar, cada vez que lo intento, la moto se me va.”
Pecco Bagnaia atraviesa su momento más delicado en lo que va de temporada. En un Sachsenring empapado y traicionero, el italiano finalizó 12º en la sprint del Gran Premio de Alemania, lejos de los puestos de cabeza y, sobre todo, lejos de sí mismo. Más allá del resultado, lo que preocupa en el box de Ducati no es el puesto en la tabla, sino el tono derrotado con el que su líder explica una situación que nadie parece entender.
“Es increíble, porque no voy tan lento como parece, aunque me siento como si estuviera yendo pianísimo. Me gustaría ir más fuerte, hacer mucho más, pero estoy en manos de lo que me pasa en la pista. No soy capaz de explotar el potencial de la moto”, confesaba Bagnaia con crudeza.
Falta de agarre
El piloto italiano describe una moto impredecible, con la que no puede empujar sin que el tren trasero lo traicione. “Cada vez que intento apretar un poco más, la parte trasera se me va. No tengo ni siquiera el riesgo típico de un highside, sino que se me gira la moto completamente”. Una sensación de impotencia que, según él, lleva arrastrando desde el inicio de temporada.
El análisis posterior a la carrera no arrojó luz. Ni comparando los datos de FP2, la clasificación o la propia sprint encuentran la clave. “Pierdo en los mismos puntos en todas las sesiones. Y cuando intento más, casi me voy al suelo”. Las palabras de Davide Tardozzi y Davide Barana después de la carrera no son más alentadoras: reconocen un problema importante en la moto de Bagnaia, sin una solución clara a la vista.
“Cuando no sabes cuál es el problema, es imposible dar con la solución. Hemos intentado diferentes cosas, pero de momento no veo ninguna que funcione. Desde principio de año estamos sufriendo”.
Malas sensaciones
La lluvia agrava el problema. El italiano admite que este año tiene poco feeling con la moto, y cuando las condiciones son mixtas o mojadas, esa falta de confianza se multiplica. A pesar de haber probado dos chasis diferentes el viernes, no considera que haya sido una distracción: “Ayer íbamos en seco, y hasta me sentí rápido, pero hoy ha sido otra historia. Todos los pilotos hablaban del exceso de grip en los primeros giros… yo no tuve nada de eso, y ya era una señal de alarma”.
Sobre su carrera, lo resume en una frase demoledora: “Hoy he estado en grandes dificultades y me he jugado varias caídas sin siquiera poder apretar”. Además, aprovechó para reflexionar sobre los peligros de curvas como la 7 y 8, donde la velocidad y la falta de agarre convierten cualquier error en una amenaza seria.
De cara a mañana, Pecco lanza un deseo más que una predicción: “Si está seco, creo que lo que teníamos planeado para hoy puede ayudarnos a remontar. Salimos 11º y se puede luchar por un top 5. Pero si llueve, necesitamos encontrar algo mucho más importante”. Bagnaia, que ya ha demostrado su capacidad para renacer en momentos complicados, enfrenta ahora un desafío técnico, mental y deportivo. El problema no es solo que no encuentra el límite. Es que ni siquiera sabe dónde está.
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