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Briatore ColapintoFoto: RRSS

La escudería francesa reestructura su proyecto con Colapinto como protagonista, en medio de la llegada de Briatore y la incertidumbre sobre el futuro de Jack Doohan.

El mundo de la Fórmula 1 despertó este miércoles con un anuncio que venía cociéndose a fuego lento desde el inicio del campeonato: Franco Colapinto volverá a subirse a un monoplaza como piloto titular de Alpine. Lo hará, al menos por las próximas cinco carreras. Una decisión estratégica, pero también emocional, que llega en medio de una tormenta interna en la escudería francesa, marcada por la renuncia del director del equipo, Oliver Oakes, y la llegada de un viejo zorro del paddock: Flavio Briatore.

El regreso de Colapinto, una de las promesas más seguidas del automovilismo argentino, es la pieza que faltaba para completar un tablero que Alpine llevaba semanas reordenando. El movimiento es más que un simple intercambio de nombres. Es un mensaje. Es Briatore, desde su nuevo rol como Consejero Ejecutivo, tomando el timón de un barco que amenaza con encallar antes de tiempo.

“Con una parrilla tan igualada este año, y con un coche competitivo, que el equipo ha mejorado drásticamente en los últimos 12 meses, estamos en una posición en la que vemos la necesidad de rotar nuestra alineación“, explicó el italiano. Traducción: el coche ya no es excusa, ahora hay que mover las fichas humanas. La decisión llega tras un arranque de temporada para el olvido. Alpine, que fue sexta en el Mundial de Constructores en 2024, marcha penúltima en 2025, solo con los puntos aportados por Pierre Gasly. Jack Doohan, que asumió el rol de piloto titular con altas expectativas, no ha logrado despegar. Aunque el equipo no le da la espalda del todo, su continuidad se tambalea.

Una apuesta de alto riesgo

Poner a Colapinto no es un simple experimento: es una apuesta de alto riesgo. El argentino ha mostrado destellos de brillantez, sí, pero también protagonizó dos accidentes preocupantes en sus últimas apariciones. El talento está ahí, pero la consistencia es la gran incógnita. En un paddock donde el margen de error es mínimo, cinco carreras pueden parecer una eternidad… o apenas un parpadeo.

Alpine se enfrenta a un doble reto: evaluar si Colapinto tiene lo necesario para liderar el proyecto 2026 —año clave con el nuevo reglamento técnico— y, al mismo tiempo, no dinamitar la moral de Doohan, un activo importante tanto a nivel deportivo como económico. Prometerle una revisión en julio es el clásico movimiento a lo Briatore: mantener contentas a todas las partes mientras se gana tiempo para decidir.

Este cambio también deja claro que Alpine no está dispuesta a perder ni un segundo más. La temporada no está perdida, pero sí al borde del colapso. La llegada de Briatore implica una vuelta a las decisiones firmes, a la meritocracia más cruda, pero también al espectáculo fuera de la pista. El italiano no es conocido precisamente por hacer las cosas a medias.

Ahora, los focos apuntan a Colapinto. El joven piloto argentino no solo tiene la oportunidad de ganarse un sitio en la parrilla de forma definitiva, sino también de demostrar que puede ser el líder que Alpine busca desesperadamente. La presión es alta, el margen de error es mínimo y las miradas son muchas. Pero también lo es el premio.  Porque en esta Fórmula 1 moderna, donde todo cambia en cuestión de semanas, cinco carreras pueden escribir una nueva historia.

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