Tras lograr su primera victoria en MotoGP en Jerez, Álex Márquez afronta Le Mans con cansancio físico, resaca emocional y un liderato que lo confirma como candidato real.
El Gran Premio de España fue, por fin, el escenario de un momento largamente esperado. Álex Márquez se llevó su primera victoria en MotoGP en el Circuito de Jerez, en una carrera marcada por la emoción, la historia… y un apellido que no deja de estar en boca de todos. Su triunfo no solo le otorga el liderato del campeonato —por un punto de diferencia sobre su hermano Marc—, sino que deja números para el recuerdo: victoria número 200 para un piloto español en la categoría reina y 22ª consecutiva para Ducati.
Una resaca emocional… y física
La felicidad, sin embargo, no ha venido sola. El menor de los Márquez llegó a Le Mans todavía con la resaca de un fin de semana que fue tan intenso como exigente. “Emocionalmente bien, mi cuerpo no tanto”, reconocía entre risas a los micrófonos de DAZN.. Por si fuera poco, la semana post-Jerez vino con un virus de regalo: “Estuve en casa enfermo durante unos días… luego llegas a casa y te das cuenta del bajón”.
“Físicamente fue un fin de semana duro por las caídas. Durante todo el fin de semana vas tirando por inercia, pero el lunes ya estaba sin fuerza”
Sin clic mental, pero con constancia
Pese a la euforia de la primera victoria, Álex se mantiene frío. Lejos de ver el triunfo como un cambio de era personal, sigue anclado a su filosofía de paso corto y vista larga: “No sé qué pasa en mi cabeza que yo no encuentro ese ‘clic’ del que hablan otros. La historia de este año no va a cambiar por una victoria mía o no”.
Aunque lidera el campeonato, su discurso es el de quien no se deja llevar.
“Ya hemos hecho cinco carreras, esta es la sexta, y es la segunda vez que llegamos como líderes. No está mal la temporada que estamos haciendo”.
Palabra de alguien que ha tenido que forjarse a base de trabajo y silencios, sin titulares grandilocuentes, pero con resultados sólidos.
El factor Marc y el test post-GP para Álex Márquez
Álex no se olvida de su hermano, caído en Jerez y brillante en el test del lunes. Admiración fraternal, sí, pero también realismo: “La tendencia será la misma, y nosotros tenemos que seguir con nuestro campeonato, carrera a carrera”.
“Marc demostró que estaba un paso por delante. Lo que no pudo hacer el domingo, lo hizo el lunes”.
En ese test posterior, los pilotos oficiales de Ducati probaron piezas nuevas para evolucionar la moto. Álex, sin embargo, no estuvo entre los elegidos: “Cuando estemos en pista veremos si sacaron muchas cosas o no. A partir de ahí, nosotros sacaremos el máximo del fin de semana”.
No es la primera vez que un Márquez no entra en los planes prioritarios de Borgo Panigale: él mismo recordó que Marc tampoco recibió novedades el año pasado en situaciones similares. Una señal de cómo funciona la jerarquía interna de Ducati… y de cuánto valen los resultados cada fin de semana. En Le Mans, Álex Márquez defenderá el liderato por primera vez tras saborear la victoria. En un campeonato impredecible, todo puede cambiar en cuestión de curvas. Pero hay algo que no cambia: Álex ya ha dejado de ser una promesa para convertirse en una realidad.
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